martes, 17 de noviembre de 2015

He touched me

Después de tanto tiempo sin escribir una entrada –diversas ocupaciones me han mantenido "out" del blog, sorry for the inconvenience– me apetece compartir algo que me sucedió el otro día, a modo de reflexión. Porque a veces una se olvida de dónde está, de qué rol parece ocupar, de cómo es vista... Qué cosas, todas las que tiene una que pensar antes de salir de casa. A veces, sumar eso al resto de tareas que lleva una en la cabeza... Uf. Imperdonable, lo sé! ¿Qué clase de ente de sexo femenino soy yo, que no sé conciliarlo todo, todo?

Bien. La anécdota concreta sobre la que quiero reflexionar, paso a relatarla de la manera más breve posible:

Yo bajaba una calle madrileña, tranquilamente –digo bajaba, porque la calle es una pendiente, y retiro el "tranquilamente" porque yo camino más bien muy deprisa, por lo general– cuando en mi camino crucé una calle que cortaba de manera perpendicular la calle por la que yo iba. Toda la zona, de calles estrechitas, no tiene casi ningún tráfico, y de pronto, un chico que viene por la calle que corta la mía, en vez de esquivarme, o seguir su camino, viene directo a mí, sonriendo de manera burlona, y en dos segundos, tengo su cabeza en mi hombro y su mano asiendo mi brazo por dentro.

Simultáneamente escucho en mi oído: "Eeeh", al modo del doblaje de la serpiente K en el libro de la selva. No sé si lo recordáis. 

Como acto reflejo –podéis llamarme brusca o violenta, adelante– sacudí enérgicamente mi brazo y me retiré de un salto quedando de frente al tipo a un par de metros de distancia, y lo que atiné a decir, –y ahora entiendo por qué dije eso y de esa manera– fue lo siguiente:

- "¡Tío, no toques a la gente por la calle!"

Creo que mi inconsciente repentino, como acto reflejo, tiende a rebelarse contra la objetivación que le "corresponde" al género femenino, sobre todo, la que le otorgan ciertos seres en ciertos momentos. El hecho de hablar de mí como "gente" me sustrae cualquier género, con lo cual me sitúa de igual a igual, y subraya que nadie tiene por qué ser tocado, independientemente de su sexo, porque es violento y no procede. Y sobre todo, no me pone tan vulnerable en una situación como ésta, que no sabía aún a dónde iba.

El tipo se paró en seco, pensando por un instante que yo estaba mostrándome receptiva (y por su reacción posterior vi que era lo que esperaba sin dudas). Supongo que en casa le han dedicado demasiados halagos, pobrecillo. 

Cuando entendió:

a) Que lo mío no era una invitación.

b) Que no me había fascinado esa manera de agarrarme por el brazo sin conocerle y apenas haberle visto venir (al no ser un camaleón mi visión periférica es limitada, vaya)

Su cara cambió de expresión, a un gesto iracundo y completamente violento, después de haber pasado por un leve compás de vergüenza por sentirse expuesto (sí, como lo oyen).

En ese instante, no pasó mi vida ante mis ojos, sino la cara de Usain Bolt saliendo al oír el pistoletazo de salida, y dedicándole un último gesto desafiante –por lo que pudiera venir–, me di la vuelta y arranqué de nuevo mi bajada, a ritmo de walkiria.

En el momento en que estaba girando, empezó la banda sonora, con la que él galantemente me deleitó en mi bajada –y al resto de viandantes, que se volvían a mi paso– y a ritmo de corchea y con el fuelle de Pavarotti, entonó la cantinela: "¡Zorra! ¡Zorra! ¡Zorra! ¡Zorra!..." que tuve el placer de escuchar hasta que llegué a la plaza donde terminaba la calle por la que bajaba.

¡Oh, dioses de la prudencia y espíritu samurái! ¿Cómo puede una ser tan tonta de perder la atención permanente, el control veinticuatro horas, con todos los sentidos, y centrarse únicamente en ser un ciudadano más, perdiendo el género, cuando baja por una calle? ¡Bendito caballero que me puso en mi sitio con tan gallarda acción!
¿Cómo puede una olvidar el adiestramiento social al que se ve sometida desde la infancia, sabiendo que hay que mirar las calles, tener controlado quién viene y va, qué cara trae, cambiar de acera, no entrar por calles oscuras –encima era de noche– y sobre todo, mostrarse alerta y capaz? Errores de ninja principiante, y una ninja nunca, nunca puede bajar la guardia. Como castigo, doscientos fondos al llegar a casa, y vuelta a repasar mentalmente la lista de movimientos cuando se va por la calle, para no tener un error similar que pueda tener consecuencias, porque la guerra de violencia de género, sigue en marcha como lo ha estado siempre, y olvidarse así, de pronto, es imperdonable.

Ya lo decía la canción esa del grupo aquel de flamenquillos para adolescentes: "Ninja, dulce ninja..." (¿O era niña?).

Aquí les dejo con esta maravillosa canción de Milton Schaffer e Ira Levin, que se escribió para el musical "Drat! The Cat!" y que popularizó Barbra Streisand. En este momento tiene tantísimo sentido la letra, que cobra uno nuevo. Si no, juzguen ustedes mism@s.









miércoles, 9 de septiembre de 2015

Conchi, tú vales mucho!



El otro día, caminando por una calle de mi barrio, vi a dos mujeres sentadas en el peldaño que daba entrada a un portal. Una de ellas tenía la frente sobre la palma de la mano, y permanecía inmóvil reposando de manera desmadejada el brazo sobre una de sus rodillas. La otra, sentada al lado, mostraba una actitud similar, aunque fumaba agitadamente y parecía un poco sofocada. Justo cuando llegué a la altura de ambas, oí cómo la de la mano en la frente le decía a la otra con voz motivadora:

- Conchi, tú vales mucho!

En ese momento no pude evitar girarme un instante y ver que Conchi, la fumadora, estaba realmente en un mal momento –las dos tenían un mal momento–, probablemente desde hacía unos cuarenta y tantos años.

La frase quedó resonando en mi cabeza, sobre todo, por el vocativo. Esa frase (que sin duda es un lugar común donde cabe de todo, desde Diane Keaton –cambiando Conchi por "Baby"– hasta un comentario despreocupado en cualquier oficina, dicho a alguien sin poner mucho interés) contenía,  dirigida a esa persona, todo el peso de decenios, de verdad y desesperanza que se pueda imaginar.




En España tradujeron "Baby Boom" ('87 http://www.imdb.com/title/tt0092605/),
que era el título original de la peli, 
(a finales de los 80, los "babyboomers" eran los llamados "yuppies") 
por "Baby, tú vales mucho". Significativo, no?


Pensé en Conchi de niña, y la imaginé sin las ojeras, sin las manos de curranta que ahora tiene, y proyectando su vida sobre los sueños más locos e irreverentes que se le ocurren a una persona que empieza. Y pensé en la ignorancia de esa pequeña Conchi acerca del mundo y sus pormenores. Pensé en qué habría sentido si se hubiera visto así, de mayor. En ese bordillo, con su amiga, tan cansada como ella. Pensé en si Conchi alguna vez tendrá dudas sobre si hay diferencias entre llamarse como ella, o Cristina o Marta, o, yendo más allá, Mencía o Leonor. 

Pienso sobre el destino de Conchi, a la que no sólo le mangonean los Manolos, o Luises, o Pacos, sino también las doñas no sé qué, que tienen apellidos dobles. Tanta gente quitándole el sitio a una, no es manera de vivir. No sólo los hombres, sino también muchas otras mujeres, que nunca, nunca están a la par. 

En esa película, Diane Keaton interpreta a una alta ejecutiva, que compite en un mundo de hombres, y por supuesto, está incapacitada para tener una vida personal satisfactoria. Bendito argumento de finales de los ochenta. Igualmente, ella enarbola que estudió en Harvard y que se lo ha "currado" mucho para tener una vida plena.

Esa violencia patriarcal que podemos ver en el argumento ni siquiera es la misma que le toca a Conchi, porque también hay clases en las violencias. La de Conchi es otra, y es la más feroz, porque Conchi le limpia la casa a las Diane Keaton en Madrid, y las de aquí no son de cine. 

Pienso en todas las Conchis, que nacieron con su nombre casi en plural, y que ahora más que nunca están siendo sepultadas no sólo debajo de los hombres, sino debajo de todo, porque son las últimas.

Pienso en el gran valor que tiene Conchi, y que sólo conoce su amiga, que se sienta con ella en un bordillo. Y la madre de Conchi, y su abuela, y todas las Conchis de todos los países del mundo.

Pienso en todas las Conchis, porque en realidad Conchi somos todas.



viernes, 4 de septiembre de 2015

La mujer que dijo que los diamantes son los mejores amigos de las mujeres



Como mucha gente sabe, soy activista por los derechos de los animales, en la medida en la que puedo. Estoy vinculada a diversas plataformas, redes de ayuda animal, y compañeros voluntarios por todo el país. Cada día, montones de páginas que sigo, amigos, desconocidos... Me muestran en sus muros cientos de imágenes de denuncia, "memes" (algunos con contenido divertido, otros de concienciación), campañas de firmas... convocatorias varias.

Hoy, me he levantado con esta foto en la línea de actividades de mi "Face", y me ha llenado de estupor.





Quiero reflexionar sobre algo que parece inofensivo e incluso  está incluido dentro de otra reivindicación, a la que por mi parte soy completamente afín (como es la valoración animal, la concienciación para la adopción responsable, etc.) y parece escabullirse disimuladamente en la otra crítica, añadiendo un factor discriminatorio de género.

Aunque carece de importancia el hecho de que la canción original fuera obra de Leo Robin y Jule Styne (dos hombres), y aunque la obra original estuviera basada en la novela original "Gentlemen prefer blondes" de Anita Loos (la cual, lamentablemente no he leído, aunque creo que ahora lo haré, para comprobar similitudes con la película), porque seguramente al autor del meme no le importe nada, cabe hacer esta puntualización. El hecho de señalar que una mujer lo dijo no es inocente y no se refiere a la búsqueda de la fuente fidedigna. En este caso, la autoría de la canción es de dos hombres. Sí, los intérpretes no son los autores, siento este bofetón (por poner un ejemplo, "Misty" no es de Ella Fitzgerald, o de Frank Sinatra, como dice mucha gente, sino de Errol Garner, un señor que tocaba el piano y componía maravillosos standards), y, aunque también dudo que el autor del meme se refiera a Marilyn Monroe -la intérprete de la canción- ya que es más que probable que sus referentes culturales lleguen como mucho hasta Nicole Kidman, (o peor, Christina Aguilera), el comentario, no obstante, no va descargado.




La grandiosa interpretación de Marilyn en "Gentlemen prefer blondes".
Cuando se grababa todo a la vez, con los músicos tocando, 
los bailarines y el número completo.


Cabe añadir, en el caso de Marilyn, que no sólo tuvo un perro, sino que tuvo varios. A su primer perro, Tippy, su único compañero cuando vivía con los Bolenders (una de las familias de acogida donde su madre biológica la dejó siendo una niña) lo mató a tiros el vecino delante de ella, y tuvo un shock tan brutal que le produjo un problema de tartamudez que la acompañaría mucho tiempo. 

Anécdota extra para frikys: 

En las tomas del rodaje incompleto de su última película "Something's gotta give", se ve cómo llama al perro adiestrado "Tippy". Esto no nos extraña a los actores de método, y ella lo era. Es un recurso técnico sencillo que se basa en revivir algo personal potente que te conecta inmediatamente con la situación que tienes que interpretar. Por eso ella sustituye al perro del rodaje por su perro querido.


Pero insisto, esto son sólo "curiosities" que nada tienen que ver con la intención inicial del meme, cargado de contenido sexista y patriarcal. Lo importante aquí es poner el acento en la cantidad de mensajes filtrados dentro de otros mensajes, que parecen pasar inadvertidos entre todo lo digerido a diario. De hecho, éste lo ha colgado una mujer.




El de aquí abajo es otro anuncio que lleva circulando por las redes bastante tiempo.
EN ADOPCIÓN!!!!

A mi novia no le gusta mi perra. Así que apelo a ustedes.
Es raza pura de una buena zona y la he tenido 4 años. Le gustan los juegos. No está totalmente entrenada. De pelo largo así que es de mucho mantenimiento, sobre todo las uñas, pero ama que se las hagan. Se queda toda la noche ladrando pero duerme mientras trabajo. Sólo come lo mejor, la comida más cara. NUNCA te va a saludar a la puerta después de un largo día ni darte amor incondicional cuando estás bajoneado. No muerde pero puede ser mala como la mierda!Así que... ¿alguien interesado en mi novia de 30 años, egoísta, retorcida y cazafortunas? ¡Vengan a buscarla! ¡¡¡Mi perra y yo queremos un nuevo hogar para ella!

Quiero señalar nuevamente la criminalización que promueve de paso la cancha para el insulto, comprometiendo a toda la audiencia a odiar a esa novia tonta y caprichosa (características muy pertenecientes al rol femenino estandarizado por el patriarcado que muchos hombres y mujeres están dispuestos a aplaudir).



Y por último, me interesa esbozar una reflexión sobre este asunto tan estremecedor, que ya está siendo analizando por criminólogos, sociólogos y psicólogos especializados en conductas de maltratadores: Ya se establece un paralelismo entre maltrato animal y violencia de género. 

Aparte de estar vinculados ambos maltratos ya en el análisis de los especialistas, aludiendo a que las conductas agresivas o violentas contra seres indefensos implican un peligro social hacia el resto de humanos, que están vinculados a trastornos mentales, (ya que todos los psicópatas asesinos prueban en primer lugar con animales sus perversiones), también se estudia cómo los maltratadores utilizan el maltrato a la mascota de la familia como conducta ejemplificadora para la mujer y los niños que en ella habitan y así generar un mecanismo de terror. 


Se trata de violencia de género "indirecta". No es nada raro pensar que un maltratador, hará lo mismo con todos los seres que él considera "de su propiedad" y que habitan en la casa. Mujer, hijos y mascota.

No al maltrato animal. No a la violencia de género.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Es increíble ver a una mujer tocar como un hombre




En estos días he retomado contacto con la música, desde algo más interno, nutritivo, que lo que vengo haciendo hace tiempo, y me he puesto a tomar un curso online por puro placer. Entre las variadas tareas semanales que tengo que completar, a veces la cosa se trata de identificar cosas trabajando el oído, y poner ejemplos de canciones en forma de vídeos, audios, o demás cosillas que se encuentran fácilmente en la red.

La cuestión es que ahora estamos con la escala pentatónica y el blues, así que, lógicamente, uno de los ejercicios consistía en buscar algún blues, que definitivamente lo fuera, para certificar que te estás enterando de qué va la cosa.

Así que, como lo que es un blues, creo que ya me lo sé,  me puse el auto-ejercicio de buscar genias que hubieran sido grandes blues-women, para, de paso, colgarles algo un poco más raro (entre tanto Eric Clapton, John Lee Hooker, B.B. King... que les van a enviar). 

Lo inquietante del caso es que, cuando me puse a buscar, aparecieron una miríada de mujeres valiosas, virtuosas, completamente geniales, y desconocidas para mí (no hablo de Bessie Smith, Billie Holiday u Odetta, sino de otras tantas que creo, no han sido tan visibles). 


La grandiosa Odetta, para quienes no la conozca. Poderosa.


La lucha que aparece en los libros, la que tiene que ver con el feroz racismo que vertebra la vida en EEUU en la primera década del siglo XX (no es que haya terminado, claro), nos habla de los diferentes intérpretes maravillosos que fueron discriminados, aunque también aplaudidos. Unos se significaron política y socialmente como combatientes por sus derechos, como Charles Mingus (enorme contrabajista), y otros, para muchos -sobre todo para el resto de músicos de raza negra- se vendieron al patrón que exigían los blancos, como Louis Armstrong. 

La lucha que no aparece, la invisible de verdad, es la de toda esa larga lista de mujeres que componían, como Irene Higginbotham (autora de la gloriosa "Good morning heartache", que popularizó con enorme delicadeza Billie Holiday); que tocaban sus instrumentos de manera completamente virtuosa, o que capitaneaban bandas, como Lil Hardin. El lugar visible para la mujer se relegó, únicamente, a las cantantes, quizá porque esa posición entraña algo que tiene que ver con objetivarlas también. No hace falta que hable aquí de las grandes divas del jazz, que todo el mundo conoce. 




Espectacular, Lil Hardin, qué swing y cuánto talento!
Y qué me dicen de Mae Barnes, escobillas y canto!


No hay -que yo sepa, corríjanme si me equivoco- ningún standard en el Real Book firmado por una mujer. Al menos no en los Real clásicos. Y esto es tremendo. Porque había mujeres trabajando activamente, componiendo y con trayectoria profesional. Con la misma vida que todos los hombres del jazz, más el juicio por llevarla.

En mi citada búsqueda, me encontré con esta mujer maravillosa, con la que quiero cerrar el post, en uno de sus videos más tardíos. Es un directo en 2013 y no sé cuántos años puede tener en el mismo, pero seguramente sean más de ochenta. No he visto a nadie tan joven en mi vida. Es una guitarrista de blues de la que la crítica en su momento dijo: "Es increíble ver a una mujer tocar como un hombre". Sobrecoge, pero no sorprende, verdad?

Señoras y señores, les dejo con Beverly "Guitar" Watkins, con todo mi cariño y admiración. Esta mujer me ha hecho llorar.


Beverly "Guitar" Watkins!
No sé si alguien ha intentado hacer una actividad motora invirtiendo 
la posición de las manos, pero es casi imposible.


Como dijo Picasso: "Cuando se es joven, se es joven para toda la vida".






sábado, 29 de agosto de 2015

Muy guapa, y muy lista!

Cada día, de una forma u otra, al poner los pies en la calle se inicia un ciclo que se puede medir en base a diferentes parámetros. Horas, minutos, jornada laboral, quehaceres, ocio, o quizá número de contratiempos que nos obstaculizan nuestros objetivos hasta alcanzar la vuelta a casa. En un supuesto viaje heroico diario, como los que realizan los personajes de ficción (sobre todo en el cine norteamericano) todos tenemos "enemigos", obstáculos y complicaciones para cumplir la meta que contiene cada jornada de veinticuatro horas. Eso nos pasa a todas y a todos, independientemente de nuestro sexo. El ingrediente extra que podemos sumar a la ecuación cotidiana de cualquier individuo de sexo femenino lo podríamos medir en añadidos que hacen la travesía más "entretenida" (por usar un eufemismo) e inesperada. El abanico es inmenso y aunque, por lo general, cualquier mujer aprende a "incluirlo" y seguir adelante, hay algo cada día que puede llegar a sorprender, y ¡oh, qué atrevimiento! a sacarnos de nuestras casillas.


Algunos ejemplos "inofensivos":



– El portero de tu propio edificio al saludarte, no mira a ningún otro lado, salvo a tus tetas.



– Al entrar al autobús, el conductor te recibe con un "hola guapa!", sin conocerte de absolutamente nada. -¿Le dirá lo mismo al señor con corbata que viene detrás? Instantes más tarde confirmas que no.



– Un señor te pregunta algo en el súper, y al indicarle (aunque tiene unos 76 años), sobreentiende por tu amabilidad que sin duda sugieres una invitación y se te acerca demasiado y pone los ojos muy raros mientras te habla.



– Varios tipos que no conoces de nada, a lo largo del día, se te acercan demasiado y murmuran cosas ininteligibles en unos casos, y en otros, cosas que hubieras preferido no entender.



– Hay un tipo en el metro que te mira con una expresión que indica o querer asesinarte o estar viendo una película porno en su cabeza. Bajas una parada antes que la tuya porque ya es de noche.












"¡Pues ya estoy harto de ser trapo rojo, quiero volver a ser toro!"


Jack Lemmon en "Con faldas y a lo loco" de Billy Wilder







La cuestión candente es que, por un lado, hay una exigencia por parte de la sociedad a encajar dentro de unos cánones que se encargan de recordarnos ad nauseam en marquesinas, tv, cine, spots publicitarios, catálogos de ropa, perfumes, helados... La exaltación al culto al cuerpo femenino codificado de una única forma se representa como una imposición, y sin embargo, resulta una forma directa de colocarse en un rol vulnerable y siempre en el punto de mira.

Por otra parte, ¡ay, si una se olvida de ello! Todo tipo de males pueden acontecer. Entre otros, acceder al pecado de Hybris de los griegos inmediatamente (el pecado de "pasarse" o traducido a baremos del XXI "soberbia") adaptado únicamente al sexo femenino. En este caso, el juicio sumarísimo puede ser en silencio, o si una se pasa mucho, mucho, llegar a provocar indignación general.


Me viene a la mente la maravillosa Katharine Hepburn, que corriendo el año 38, mantenía un contrato con la productora de cine RKO, la cual la tenía secuestrada artísticamente, y sometida –como al resto de actores de Hollywood– a duras encuestas de opinión entre el público, que la consideraba antipática, engreída y soberbia (cumplido arriba o abajo). De manera inexplicable "La fiera de mi niña" –para la cual ella sugirió añadir cientos de caídas, roturas de vestimenta que la dejaban con el culo al aire, golpes y tropezones, haciendo uso de lo más típico de la comedia desde sus orígenes, para así congraciarse con el respetable que se reiría viéndola sufrir y hacer el "ridículo"– resultó un completo fracaso de taquilla y la productora le colocó la etiqueta de "veneno para la taquilla". Esto la obligó refugiarse en el teatro haciendo una gira con la maravillosa "Historias de Filadelfia" que recorrió los EEUU durante dos años, de la cual compró los derechos y así pudo negociar con la sartén por el mango con la Metro Goldwyn Meyer (que la contrató a regañadientes tras el éxito incontestable de público y crítica de la función). 
Pero esto es otra historia. Lo interesante aquí es entender por qué el público podía odiar a un actor inteligente, resuelto, que no mostraba dudas en su proceder, que vestía pantalones y no hacía concesiones al mercadeo hollywoodiense... ¡Porque no era un actor sino una actriz! En este punto es cuando se hace antipática, muy lista y muy guapa. Pero ¿cómo se atreve?





- "Me parece, Sr. Tracy, que es usted demasiado bajito para mí"
- "No se preocupe, Sta. Hepburn, yo la bajaré a mi altura"

Primera conversación cuando los presentaron.







En el año 40 se estrenó "Historias de Filadelfia" y Kate siguió cayéndose por el suelo, siendo abofeteada, revolcada, despojada de su ropa... Y así estableció que le sería tolerada su suficiencia, su independencia y sus pantalones, ya que también podía ser muy divertida, si era capaz de tener un poco de correa y ser vapuleada de vez en cuando, para no invadir demasiado las estructuras destinadas únicamente a los hombres.




No en vano Kate es uno de los iconos para al menos un par de generaciones de mujeres feministas, vinculado a la consecución de las metas, al éxito y a la no renuncia a los propios principios.

Y digo yo... ¿Todavía tendremos que ir cayéndonos por el suelo para que nos permitan ser grandes profesionales y no pedir disculpas por ello?


"Muy guapa y muy lista" lo he escuchado y resuena en mi cabeza dicho con la mandíbula apretada, con la rabia contenida y sin pudor en voz alta. Ya no sé si me lo han dicho a mí o se lo dijeron a ella, pero eso es, probablemente, porque nos lo dicen a todas.


viernes, 6 de junio de 2014

"A história de Lily Brown"



Aunque en la primera entrada no lo comenté, creo que es importante decir que este blog, y el orden de las entradas del mismo no estará vertebrado por ningún orden diacrónico, ni geográfico, sino que aprovechando la propia naturaleza de los blogs –entradas esporádicas e independientes– iré hablando un poco de los referentes que me parezcan pertinentes, sin importar saltos de ningún tipo. Así que supongo que de alguna forma, el orden será el que aparezca, por unas razones u otras, y estoy segura de que al ver el resultado de este random personal, tendrá cierto sentido.

Dicho lo cual, esta segunda entrada quiero dedicarla a una canción del año 1982, que en estos días he vuelto a escuchar de nuevo, en un disco homenaje a Edu Lobo (Edu Lobo Songbook Vol. 1 y 2). 


La autoría de la misma corresponde a Chico Buarque y Edu Lobo. Para tod@s l@s que no sepan quiénes son, aquí adjunto unos enlaces a sus páginas web y recomiendo con fervor que se escuche toda su discografía o al menos algo, por aquello del enriquecimiento personal, ya que son dos enormes compositores y músicos. (De hecho, es casi imposible no conocer algunas de sus canciones, porque forman parte ya de la historia de la música del siglo XX). 

Y a cualquiera que ignore lo que es la Bossa Nova, le queda un maravilloso mundo por descubrir que seguramente le acompañará para siempre.

Web oficial de Chico Buarque

Web oficial de Edu Lobo


En este caso, quiero hablar de una canción, que quizá no sea tan conocida (al menos en el mainstream europeo) y pertenece a un proyecto que ambos compartieron, y que nació entre el 82 y el 83. 
Hay que añadir un dato importante, que yo misma he descubierto hace poco, y es que los dos tienen una vertiente de trabajo menos conocida que es la escritura. En el caso de Chico tiene media docena de obras teatrales escritas y otras tantas novelas. 

La canción que da título a este post fue escrita y compuesta para "O Grande Circo Místico", obra teatral y musical creada a cuatro manos por ambos autores, basada en un poema de Jorge de Lima. La trama se desenvuelve en el fantástico mundo de los comediantes, músicos, funámbulos, clowns y demás actores que entretienen a la corte. La historia de amor entre un aristócrata y una acróbata es el hilo conductor, en la peripecia de una saga propietaria de un circo que vive de manera itinerante. Sus personajes envueltos en un mundo mágico sirven de símbolos que representan el mundo, los anhelos del ser humano y el transcurrir de la vida en su sentido de dolor y desencanto.


Después de esta introducción (para quien quiera indagar más, es un botón de muestra), vayamos al tema específico de una única canción del show. Aquí adjunto la letra original, traducción al castellano, y un video del propio Chico Buarque interpretándola en directo en su espectáculo "Carioca ao Vivo".




Chico Buarque, "A história de Lily Brown" en su gira "Carioca ao Vivo"



"A história de Lily Brown" de Chico Buarque y Edu Lobo


Como num romance
O homem do meus sonhos
Me apareceu no dancing
Era mais um
Só que num relance
Os seus olhos me chuparam
Feito um zoom

Ele me comia
Com aqueles olhos
De comer fotografia
Eu disse cheese
E de close em close
Fui perdendo a pose
E até sorri, feliz

E voltou
Me ofereceu um drinque
Me chamou de anjo azul
Minha visão foi desde então
Ficando flou

Como no cinema
Me mandava às vezes
Uma rosa e um poema
Foco de luz
Eu, feito uma gema
Me desmilinguindo toda
Ao som do blues

Abusou do scotch
Disse que meu corpo
Era só dele aquela noite
Eu disse please
Xale no decote
Disparei com as faces
Rubras e febris

E voltou
No derradeiro show
Com dez poemas e um buquê
Eu disse adeus
Já vou com os meus
Numa turnê

Como amar esposa
Disse ele que agora
Só me amava como esposa
Não como star
Me amassou as rosas
Me queimou as fotos
Me beijou no altar

Nunca mais romance
Nunca mais cinema
Nunca mais drinque no dancing
Nunca mais cheese
Nunca uma espelunca
Uma rosa nunca
Nunca mais feliz

Y como aquí lo importante es el contenido, traduzco al castellano:


Como en una novela

El hombre de mis sueños
Se me apareció en un baile
Era otro más
Sólo una mirada
Sus ojos me chuparon
Hizo un zoom

Me comía 

Con aquellos ojos
De comer fotografía
Dije "cheese"
Y de plano en plano
Fui perdiendo la pose
E incluso sonreí feliz

Y volvió

Me ofreció una copa
Me llamó "Ángel Azul"
Mi visión fue desde entonces
volviéndose borrosa

Como en el cine

Me mandaba a veces
Una rosa y un poema
Foco de luz
Yo, hecha un flan
Deshaciéndome toda
A ritmo de blues

Abusó del whisky

Dijo que mi cuerpo
Le pertenecía sólo a él aquella noche
Yo dije "please"
Chal en el escote
Salí disparada 
con la cara roja y febril

Y volvió

A la última función
Con diez poemas y un ramo
Yo dije adiós
Me voy con los míos 
De gira

Como se quiere a una esposa

Dijo que a partir de ahora
Sólo me amaría como a una esposa
No como a una estrella
Me hizo trizas las flores
Me quemó las fotos
Me besó en el altar

Nunca más novelas

Nunca más cine
Nunca más copas en el baile
Nunca más "cheese"
Nunca un garito
Una rosa nunca
Nunca más feliz.







La letra describe con un perfecto desarrollo dramático el conflicto que tiene esta actriz al conocer a ese señor pudiente que aparece como un admirador y la seduce. De manera impositiva, él transforma toda la realidad de la actriz a su antojo, ordenando una nueva vida para ella y utilizando el concepto de "amor" para someter, sujetar, encorsetar y poseer al objeto de su deseo, reduciéndola hasta convertirla en eso, un objeto que le pertenece, al que despoja de todo, hasta de su profesión. Esto es, de manera muy literal, lo que relata la canción, contado en primera persona, desde la visión de la protagonista.

Lo primero que llama mi atención, por ser algo que forma parte de muchas de las tramas de ficción que envuelven el devenir de personajes femeninos en el siglo XX, es que al empezar, el personaje de la actriz, –que está realizada profesionalmente, en este caso es valorada por lo que hace y es alguien que vive de manera independiente, autónoma y con unos valores propios– se ve empujada a "completarse" de alguna forma con la llegada de un hombre que la convertirá en otra cosa (en esposa ¡qué curiosa cacofonía!), y aunque esto la despoje de todo lo que ella es y ha sido, este viaje se presenta como lo que una mujer tiene que vivir porque si no, estará faltándole algo.

Estamos habituados a este argumento, y no es nada nuevo, 
es un viaje de heroína muy reconocible porque lo hemos visto repetir en muchísimas películas, novelas... 

En realidad, hay un añadido interesante, y es que la canción está contada en primera persona. Esto propone un punto de vista y hace un subrayado concreto. La actriz además está contando su historia en tiempo pasado, con lo que se sitúa en un futuro posible y abierto, con una reflexión hecha, al hilo de lo que cuenta. Digamos que ha aprendido algunas cosas de lo que ha vivido y eso es lo interesante, sobre todo por la posibilidad –que a mí me gusta creer– de que haya mandado a hacer puñetas al operario en cuestión, en el presente desde el que habla.

Por otro lado, mientras transcurren las visitas del potentado, al final de las funciones, aunque ella va viendo todo tipo de indicios que no le gustan nada, de alguna forma –aunque es una súper estrella con capacidad para serlo, que acomete la ingente tarea de ser actriz y tiene éxito– se comporta de forma completamente pasiva ante la llegada de este hombre, que viene a llevarla por el camino recto, y lejos de ponerse en valor o limitar al sujeto, ella se deja hacer, porque parece no haber otra solución. 

Esto nos sitúa ante un rol ya conocido, un registro del personaje femenino sabido y repetido ad nauseam. Ya puede una mujer gobernar el mundo, que cuando llega el momento de conocer a un hombre, se tiene que convertir en la pequeñita, sumisa, perfecta esposa. Y esto en realidad es un mensaje permanente a todas las mujeres desde el patriarcado. Por eso, me pregunto si la pretensión inicial era hacer una crítica a este tipo de rol previamente impuesto, o sencillamente les ha parecido bien a los autores que así sea el personaje, como casi todos los personajes que incluyen características "femeninas" (dubitativos, inseguros, deseosos de un hombre que venga a dar sentido a sus vidas...). Inevitablemente, se genera un discurso. La pobre Lily, aunque muy buena actriz, y aún viviendo en un mundo         –como todos– de hombres, y de hombres del espectáculo, siendo nómada y mujer de mundo, no ve manera de decirle que no a ese cáncamo que le cae encima, y acaba hasta casándose con él. Esto no sería contrario al horizonte de expectativas de ese personaje? No contradice un poco su propia idiosincrasia? Estarían pensando en "Sweet Charity" o "Las noches de Cabiria", que son estupendas, pero tan improbables... Esto refuerza el mito de la mujer caída en desgracia tan popular en la época victoriana. Porque ya sabemos tod@s que la profesión farandulera es para mujeres de mal dormir. ¿Por qué la capacidad, cuando es de mujer, molesta? ¿Por qué no les resulta femenino? Supongo que porque ser capaz te capacita. 



 Shirley Maclain en "Sweet Charity" 



 Giulietta Massina en "Las noches de Cabiria"




Felizmente, aquí en cierta forma se utiliza ese tópico para superarlo al final, y yo espero que para haber vuelto con la troupe, haber tenido mil amantes, mucho éxito o lo que le haya dado la gana a la señora. Pero eso pasa "fuera de escena". 

Como curiosidad, esta canción la han cantado todas, toditas, todas las divas de la canción brasileña (Simone, Gal Costa, Zizi Possi...), y por aquí la grabó Ana Belén. Las actrices y cantantes también están bajo el influjo de los roles impuestos, y responden a las exigencias del patriarcado, como las que más.

En resumen, lo interesante es ver que en el siglo XXI nos hemos saltado muchas de estas reflexiones que ya deberían estar entendidas, muchos de estos discursos ya escuchados, para volver a otros roles tan tópicos como doña Bridget Jones (cuyo objetivo perpetuo es enrollarse con un buenorro y conseguir pareja, y cuando evoluciona y transita todas sus vicisitudes, esto se transforma en enrollarse con uno no tan buenorro, sino seriecito. Un buen hombre, vamos. Pero uno hay que tener! No nos vayamos a volver locas de pronto.)
¿Qué nos pasa? ¿Nos habrán borrado el disco duro con el cacharrito ese de Men in Black? 

¡Es muy importante la memoria!






jueves, 5 de junio de 2014

"El eterno femenino"






Hace tres días habría sido el 88 cumpleaños de Marilyn Monroe. 
Mi ídolo hasta la obsesión durante la adolescencia, y una de mis actrices favoritas hasta la fecha. En realidad, uno de mis humanos favoritos de la historia del siglo XX. O una de mis mujeres preferidas. Tanto da, que da lo mismo? En realidad, no.

La frase que da título a este post la he leído hasta la saciedad, y este año, al hablar de la conmemoración de su aniversario, vuelvo a encontrármela. Ya es una fórmula hecha, que se usa para definir al personaje, tan oída que incluso se identificaría de quién hablamos sin su nombre al lado. Se ha convertido en un sello, e incluso en una redundancia. Quien escogió este concepto para encabezar el primer artículo de la Vogue, Marie Claire, Telva... (qué se yo en qué medio de construir tendencias apareció por vez primera) podría estar viviendo de los derechos de la frase. Pero sin duda este concepto, como tantos otros que se repiten, acaba por no ser registrado, escuchado ni entendido, sino que pasa de largo y se incluye en el idiolecto popular. Y ese es el tema. Que de una manera distraída, se impone una realidad, se generaliza, se acota y se deja bien cerradita para que no haya lugar para la confusión: Si Marilyn es "el eterno femenino", todo lo que no se parezca a Marilyn, está fuera del género femenino (o del concepto de lo que se acepta como femenino). O dicho de otro modo, lo que no es Marilyn, no es femenino. (Mujer con curvas, rubia, con tacones, preferiblemente con falda, con las tetas grandes, y lo que es más importante, con disposición total y permanente al género masculino -conste que hablo del personaje creado para el cine, nunca de Norma Jean- ingenua, infantil y a la vez  sensual...). Hay que añadir que la frase es un concepto que se me antoja acorazado. No tiene fisuras, y deja su significado completamente impenetrable a las interpretaciones, porque contiene el epíteto "eterno" que no está escogido azarosamente, ni es algo inofensivo. No, no. "Eterno" no deja hueco en el tiempo para nada más. Eterno dura para siempre jamás de los jamases, así que si apareciese cualquier otra muestra de algo que pudiese ser llamado femenino, no vale, porque lo eterno es infinito.

Evidentemente, este constructo es posterior a la propia Marilyn, que desde luego, creó algo genuino que no existía, de una forma infinita y eterna, pero no creo que estuviera pensando en esas cosas de lo femenino en estos términos que nos cuentan hoy, ya que por lo que nos queda de ella, sin duda fue muchísimo más abierta que todos los que la etiquetan. 




Podemos ver entonces, una imposición sobre el propio personaje, una sujeción del modelo para su uso casi como arma. Como arma que elimina al resto de mujeres que amenazan con plantear un femenino plural, un femenino sin tetas, o sin tacones, o sin falda... Un femenino personal. 

Realmente me cuesta no ver un trasfondo político y social que tiene que ver con una ideología también, dentro del discurso del patriarcado. Un tipo de estética que, a día de hoy se torna en conservadora, convencional y tremendamente machista. Una estética del capitalismo, de las firmas y el lujo, como imponía Hollywood. 

Si la inmensa Marilyn tuviera hoy 88 años (ella que se divertía mostrando a su propio personaje por la calle, y en actos públicos, casi como una precursora del acto performativo), si no la hubieran devorado esos hombres poderosos que manejaban el mundo en agosto de 1962, si no hubiera sido instrumento, sello y estandarte de todo un país que fue desechado cuando convino... Estoy segura de que hubiera sido tan exultantemente rompedora y se habría transformado tanto, que probablemente no estaría conforme con gran parte de lo que se ha construido sobre ella y ese ahora llamado "eterno femenino".

Y nos siguen diciendo desde las revistas, utilizando a otras mujeres, si somos femeninas o no. 

Si Marilyn levantara la cabeza!


Sandra Dominique